Historia de Mutuasport

Mutuasport se crea el año 1971 por la inquietud de varios directivos de la Federación Española de Caza (FEC) con el abogado Fernando Huerta Ramírez en cabeza y siendo presidente de la Federación, Jaime de Foxá “conde de Rocamarti”. Le sucede como presidente de la federación José María Blanc Díaz.

El objetivo era dotar a los cazadores españoles de unos seguros de caza con la filosofía de dar las máximas coberturas con las mínimas primas.

El primer gerente de la Mutua fue Víctor Infantes Espadas que duro como tal hasta la llegada de Lesmes Peña Hurtado, a través de las primeras elecciones que se hicieron el FEC, una vez culminada la transición.

En aquellos primeros años no estaba nada claro la separación de la Federación y la Mutua a pesar de que, evidentemente, son dos personas jurídicas claramente diferenciadas. En vista de lo cual Lesmes Peña asumió la presidencia de las dos. Esta situación se prolongó hasta que, siendo presidente de la Federación Manuel Andrade, el presidente de la Mutua paso a ser Andrés Gutiérrez. Cuando este accede a la presidencia de la Federación decide conservar, también, la de la Mutua. Los asambleístas y los mutualistas se lo consienten aplaudiendo con entusiasmo y así todo se queda en casa. Hasta que el año 2012 la junta general de mutualistas que, por fin, se había enterado de la trascendencia de sus votaciones, decide elegir como presidente a José María Mancheño que recibe una Mutua al borde de la intervención por la Dirección General de Seguros. Quien aplicando unos principios regidos por la austeridad y la eficacia ha conseguido sanear Mutuasport y devolverla a la senda de la prosperidad. Huelga decir que los superávits de la Mutua se destinan al fomento de la actividad cinegética.

Como detalle pintoresco cabe recordar que a la sombra de la Mutua y muy poco tiempo después de su constitución nace el Club Cinegético Español que, con la misma filosofía que la Mutua, se convierte en una especie de orgánica cinegética, sin ánimo de lucro, con el objetivo de facilita el acceso a recechos y ojeos de perdices a los cazadores interesados. Lógicamente, aquello duro poco.